Los clientes no son responsables de estas operaciones no autorizadas debido a la falta de medios para detectar este tipo de fraudes
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Moncada ha dictaminado que una entidad bancaria debe compensar a una clienta con 5.895 euros más intereses. La clienta perdió esta cantidad debido a un fraude conocido como ‘phishing’, donde se realizaron pagos en su cuenta bancaria sin su autorización.
El juez, siguiendo el criterio de la jurisprudencia actual, ha acogido la demanda de la perjudicada y ha concluido que es responsabilidad del banco la incorrecta ejecución de dos operaciones fraudulentas en la cuenta de la clienta.
Los hechos comenzaron con un correo electrónico falso que la mujer recibió, aparentemente del banco, solicitándole sus datos personales y claves de acceso a sus cuentas. Tras proporcionar esta información, se realizaron dos compras con tarjeta en una tienda de productos tecnológicos en Barcelona, que la víctima no había realizado ni autorizado.
En su fallo, el juez menciona jurisprudencia de las Audiencias Provinciales de Madrid, La Rioja y Alicante, entre otras, y establece que, en estos casos, la responsabilidad recae en el banco, a menos que se demuestre una acción fraudulenta o negligencia grave por parte del cliente.
En este caso en particular, no se demostró que la mujer actuara de manera fraudulenta o con negligencia grave. Además, no se pudo demostrar que el banco hubiera proporcionado suficientes medidas de supervisión ‘antiphishing’ para evitar este fraude, y los avisos generales en el sitio web del banco no fueron considerados suficientes.
El juez argumenta que los usuarios no son responsables de estas operaciones no autorizadas debido a la falta de medios para detectar este tipo de fraudes, mientras que las entidades bancarias deberían contar con sistemas de control para detectar movimientos inusuales o cargos atípicos, como en este caso. El ‘phishing’ implica conductas delictivas muy elaboradas, llevadas a cabo a menudo por estafadores profesionales que simulan con precisión los formatos auténticos, induciendo al error con facilidad.
En conclusión, la sentencia destaca la importancia de que los bancos diseñen sistemas de control más eficaces frente a este tipo de fraudes y modifiquen los límites de gastos solo después de verificar adecuadamente la autorización del cliente.